Legalidad, Legitimidad Y Multilateralismo

A lo largo de la historia la búsqueda de la paz ha sido omnipresente, y dada la gran variedad que encierra el concepto, las ideas y los medios que apuntan a su realización han sido en extremo diversos. Algunos han preferido subyugar a otros por la fuerza; otros han recalcado la eficacia del arbitraje o la adjudicación internacionales; algunos han considerado útil establecer organizaciones internacionales, de ser posible con un sistema de seguridad colectivo; algunos incluso han pensado en crear un órgano de integración regional para poder superar la soberanía estatal; otros han sostenido que la dirección indicada es garantizar la seguridad humana a fin de erradicar la pobreza abyecta y otras amenazas cotidianas. En la actualidad algunos afirman que el imperativo contemporáneo es ganar la guerra contra el terrorismo transnacional. Esta lista, que es solo una enumeración resumida, demuestra que las cuestiones relacionadas con la paz se corresponden con la problemática del momento y reflejan la actitud intelectual y política que se adopta para enfrentarlas.

Algunos autores hacen hincapié en medios forzosos para lograr la paz, en tanto que otros asignan prioridad a medios menos violentos, como las consultas y la cooperación en el marco de organizaciones internacionales, así como en el fortalecimiento de la observancia de las leyes por los Estados. Esta última idea, de la categoría de las menos violentas, también podría incluir una modificación del concepto de paz, a saber, un concepto en el que se acentúe la importancia de la paz positiva, que coincide con la abolición de la violencia estructural. Pese a la diversidad antes mencionada, al parecer es posible identificar algunas tendencias del proceso de búsqueda de la seguridad y la paz internacionales, especialmente si nos concentramos en el aspecto de la paz negativa dejando a un lado el problema de la violencia estructural. En primer lugar, el proceso de búsqueda de la paz mundial ha evolucionado en torno a la judicialización, es decir, el establecimiento de normas jurídicas para las principales cuestiones internacionales y la orientación de la conducta de los Estados hacia el cumplimiento de esas normas.

Una clara prueba de esto es la historia de los intentos realizados para proscribir las guerras, que abarcan desde su discreta regulación hasta la total prohibición del uso de la fuerza. En segundo lugar, también se caracteriza por la noción de legitimidad que se ha exigido cada vez más de los medios utilizados para alcanzar la paz. Son ejemplo de esta tendencia los esfuerzos desplegados para lograr que el Consejo de Seguridad autorice el uso de la fuerza por Estados. Y, en tercer lugar, se ha venido avanzando en la institucionalización del proceso de construcción de la paz, lo que significa que se ha obrado gradualmente a favor de la paz y la seguridad mundiales a nivel multilateral, con la total exclusión del bilateralismo. Lo importante en este sentido es que el primer requisito, el de la legalidad, y el segundo, el de la legitimidad, si se combinan conducirán casi inevitablemente a este tercer requisito del multilateralismo. Con miras a legalizar y legitimar sus conductas, los Estados se inclinan a depender de contextos multilaterales como las Naciones Unidas.

Esto no quiere decir que el multilateralismo, tal como lo conocemos, sea una panacea para el éxito de la paz en todo momento y en cualquier lugar. Por ejemplo, es evidentemente incorrecto afirmar que las Naciones Unidas desempeñan un papel decisivo en la prevención o solución de todos los conflictos, internacionales o nacionales. En cambio, esa observación supone que el multilateralismo es algo más que meras relaciones de amistad entre los Estados; es más bien una antítesis del unilateralismo y, por tanto, comprende el requisito de la comúnmente respetada legalidad y la ampliamente apoyada legitimidad. El multilateralismo no es simplemente un hecho, es una norma dirigida a contener las conductas egoístas de los Estados y un principio rector para que el mundo tome decisiones conjuntas y lleve a cabo acciones conjuntas. Otro dictado que dimana del multilateralismo es que los órganos de las Naciones Unidas están sujetos a preceptos de legalidad y legitimidad así como al respecto de la voluntad colectiva.

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