El Casino de Agua Caliente fue un establecimiento comercial y turístico construido en Tijuana, México, en 1927, con motivo de la ley seca de EE. UU. y que sirvió de referente cultural para la comunidad del sur de California que visitaba el poblado fronterizo para su diversión. El casino fue promovido por tres inversionistas estadounidenses y con Abelardo L. Rodríguez, como socio del proyecto al ser el dueño de los terrenos donde se estableció la Compañía Mexicana de Agua Caliente. Durante varios años fue uno de los lugares más famosos entre la élite de Hollywood y de otros lugares del mundo que visitaban Tijuana para ir al casino. En 1935, el presidente Lázaro Cárdenas cerró el casino y años después, luego de intentar su reapertura, expropió el terreno y lo convirtió en un centro escolar. Con el paso de los años, ante la indiferencia del gobierno y la ciudadanía por el valor arquitectónico y cultural, saquearon y destruyeron lo que quedó del casino, sumado a una serie de incendios que terminaron por demoler el lugar.
Actualmente solo se encuentran en pie una caldera en forma de minarete, así como fragmentos de una fuente conocida como Fuente del Fauno. Hay algunas ruinas y estructuras que aun permanecen en pie pero dentro de las instituciones educativas. En los primeros años del siglo XX, funcionaba al sur del Rancho de Tijuana, un complejo llamado Hotel Hidalgo Hot Springs, que de acuerdo a historiadores, estaría establecido en la zona que posteriormente ocuparía el casino. Las aguas termales del lugar llamaron la atención de turistas y pronto, empresarios estarían interesados en construir complejos turísticos, mismas que en la actualidad, dos empresas ofrecen servicios con tales aguas. En 1924, se estableció el Hipódromo de Tijuana y el Foreign Club; el primero en lo que ahora se encuentra el Casino Caliente y el segundo, en el centro de la ciudad, en la Avenida «A» y calle Tercera. El dueño del Foreign Club era Wirt Bowman, quien se asoció con James N. Crofton y Baron H. Long, para posteriormente aliarse con los hermanos F. Rodríguez, Fernando y Abelardo, este último siendo gobernador del Distrito Norte del Territorio Federal de la Baja California y que posteriormente, aun con el casino activo, sería presidente de México.
El hotel fue diseñado por el arquitecto Wayne D. McAllister (1907-2000) y su esposa Corinne Fuller McAllister (1905-2001), más conocidos por sus proyectos modernos de mediados de siglo. En su libro The Leisure Architecture of Wayne McAllister, Chris Nichols dice que en 1925, en una clase nocturna de dibujo, vio a lo lejos a la que sería su esposa, Corinne Fuller, decidida a ser la segunda mujer, tras Julia Morgan, en recibirse como arquitecta en los Estados Unidos. Juntos dibujaron los planos del Agua Caliente, “no sólo uno de los más opulentos hoteles en todas las Américas -dice Nichols- sino la inspiración de lo que sería Las Vegas”. La intención fue crear un espejismo: ese lugar semiárido fue forestado con palma datilera, entre otras especies, y convertido en un verdadero oasis semejante a los sitios misionales de Mulegé y San Ignacio. El estilo arquitectónico art déco de tipo ecléctico utilizado en el diseño del conjunto, respondió a la expectativa de los clientes estadounidenses por encontrar el legendario Old Mexico, indispensable como escenario para el desarrollo del turismo.
Agua Caliente jugó un papel decisivo en la conformación del sistema turístico Tijuana-San Diego, pues a partir de su construcción, Tijuana quedó incluida en el recorrido de turistas por el sur de California, EUA. Asimismo, fue uno de los primeros complejos turísticos del país, que ofrecía al visitante servicios de hospedaje, recreación, espectáculo y juegos de azar (casino, hipódromo y galgódromo). Se podía acceder a él por ferrocarril (línea San Diego-Arizona), con una estación de abordaje adyacente al galgódromo; por automóvil, accediendo al conjunto por una desviación del camino Tijuana-Tecate hacia una rampa de acceso para autos que terminaba en una glorieta central, alrededor del cual se dispusieron los edificios del hotel, casino y balneario; y por aeroplano, para lo cual contaba con una pista y una torre-faro. Con un estilo misional californiano, Ia fachada frontal del hotel semejaba una espadaña; en el centro tenía un gran patio cuadrangular llamado «Patio de las Palmeras», rodeado de portales con arcos de medio punto.
Los clientes podían hospedarse también en una serie de bungalós -cuyo diseño estaba basado en variantes deI estilo neocolonial- dispuestos todos en forma de una «villa» en medio de sendas peatonales y frondosos jardines. EI casino contaba con varios salones de juegos (como el Salón de Oro), salón de baile, de espectáculos, restaurantes y bar. Fue en el balneario de estilo neomudéjar donde mayormente se logró el mencionado efecto de espejismo mediante Ia presencia de palma datilera y el agua de la alberca proveniente del manantial de aguas termales. Contaba con un vestíbulo de estilo neoislámico semejante a una mezquita, con arcos ojivales y artesonado de maderas ricamente decoradas con lacerías e intrincados diseños geométricos, dentro de la cual se encontraban tiendas de joyería y perfumería. El balneario incluía baño turco y ruso, al igual que una alberca recubierta con mosaicos de estilizados diseños, provista de asoleadero con bancas perimetrales estilo art déco.