Son muchos los avances que las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) producen, de forma imparable y a gran velocidad. Ya no estamos expectantes ante el 5G, porque lo tenemos entre nosotros. Ya no anhelamos comprobar el potencial del Big Data o la Inteligencia Artificial porque son realidades tangibles. Y si teníamos alguna duda, la situación de emergencia provocada por la COVID-19 lo ha hecho aún más patente. Pero la tecnología siempre muestra dos caras: las posibilidades que ofrece a la sociedad y, a la vez, un debate ético, cuando no una disputa abierta, en el uso de las capacidades que genera y su impacto en nuestra seguridad y privacidad. Así pues, la necesidad de seguridad en las comunicaciones y la privacidad de nuestros datos ha hecho que la ciberseguridad sea un ámbito que va ligado al desarrollo y despliegue de cualquier sistema o servicio tecnológico. Por ello, hemos querido traer a este número de la revista un especial sobre este importante aspecto de la transformación digital de nuestra sociedad, abordándolo desde diferentes ópticas, como su necesidad en empresas, industrias y administraciones públicas, el uso pernicioso que en ocasiones se puede hacer de nuestros datos, o, incluso, lo mal que en ocasiones gestionamos cada uno nuestra propia seguridad en Internet.
Son muchos los retos e imperiosas las urgencias por avanzar en términos de ciberseguridad. Los colegas expertos en este campo han sabido ofrecernos en estas páginas no solo un ‘estado del arte’ de la ciberseguridad con todo tipo de detalles, sino también una visión sobre las múltiples posibilidades que se abren para los Ingenieros de Telecomunicación. Os aseguramos que son muchas. Porque nuestra profesión, en su versatilidad, reúne todas las disciplinas necesarias para abordar este campo con rigor, haciéndonos protagonistas del desarrollo, implantación y despliegue de las diferentes soluciones que, en función del ámbito concreto de implantación, esta cuestión tan esencial, y a la vez delicada, requiere. Pero un centenario como el que cumple nuestra titulación requiere más atención que un solo número de la revista. De nuevo, traemos las voces de nuestros compañeros, necesarias para conocer el amplio espectro en el que se mueve nuestra profesión y hacernos partícipes de las necesidades de la sociedad y la respuesta que damos desde nuestro colectivo. Por último, contamos igualmente con testimonios que creemos esenciales en estos días. Por una parte, el del Secretario de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales, nuestro compañero Roberto Sánchez, al que queremos dar las gracias por ofrecernos sus reflexiones. Por otra, el de investigadores que han puesto su trabajo al servicio de la lucha contra la COVID-19. La pandemia ha puesto sobre la mesa de un modo patente la necesidad de la ciencia para abordar con éxito situaciones críticas como la que vivimos.
Muchas empresas comenzaron el año con nuevos ataques, a tono con la política de Milei sobre las y los estatales. Dass (calzado), Euro y Las Heras (frigorífico), Bajo Hondo (molinos), Lipo (alimentación), Radio Victoria (metalúrgica), Ideal San Justo (transporte), en pocos días. Pero hubo respuestas a esos ataques, con asambleas, paros, piquetes e incluso una ocupación. El golpe a los espacios de la memoria se convierte en una pelea que va más allá de los puestos de trabajo. Hay que organizar la resistencia. En el portón de Dass, la fabricante de Adidas y Nike en Argentina, hay un cartel muy simbólico. “Nuevo año, nuevos desafíos”. Pero el mensaje “motivacional” empresario escondía una cachetada a los obreros y obreras del calzado, que el 2 de enero recibieron un telegrama de despido. Son 360 telegramas en total, porque la multinacional anunció su cierre. El método de los despidos sorpresivos, entre las fiestas, por whatsapp, telegrama o en el molinete de ingreso, lo repitieron varias empresas.
Otras prefirieron pagar sueldos por la mitad. Seguramente los patrones esperaban que los trabajadores agachen la cabeza y se queden en sus casas. Si total la CGT está durmiendo desde mayo, no se va a despertar justo ahora. Se equivocaron. En el frigorífico Euro (Gálvez) montaron piquetes en la puerta y tuvo que aparecer el sindicato y los funcionarios del gobernador Pullaro para dictar la conciliación con los trabajadores “adentro”. En General Las Heras las obreras y obreros de la carne se cansaron de que los “descansen” y se congregaron en las puertas. Llegó el sindicato de la carne. Hace un mes decidieron ocupar la empresa “para evitar el vaciamiento”. En la Pesquera Rawson (Chubut) montaron un acampe contra 11 despidos y los incumplimientos salariales de la empresa. En la electrónica Radio Victoria despidieron trabajadores en medio de las fiestas y la comisión interna tomó una medida de fuerza. Ya reincorporaron a dos pero hay conciliación.
Los choferes de las 10 líneas de Ideal San Justo amanecieron el lunes al lado de sus bondis, pero no se subieron. Retención de tareas hasta que depositen los salarios adeudados. “No queremos ser rehenes del debate subsidios vs tarifazos”. Las líneas que había cobrado se solidarizaron con las que no. Los obreros de Lipo se pusieron “superácidos” cuando vieron que les habían depositado el 50% del salario. No sale un caramelo más. Paro. En Harinas Bajo Hondo, cerca de Bahía Blanca, los despidos por goteo hartaron a los molineros. Paro de 96 horas, piquete y conciliación “con los trabajadores adentro”. Apareció la Unión Molinera. Ahí cerca también, en Coronel Suárez, los trabajadores de Dass se empezaron a juntar en los portones, llamaron al sindicato, fueron a la Municipalidad y tuvo que intervenir el ministerio de Trabajo bonaerense. Las y los jubilados estrenaron el miércoles las acciones callejeras contra el gobierno nacional. Este viernes los pilotos de Aerolíneas Argentinas comunicaron que se podría reabrir el conflicto si el gobierno no llama pronto a paritarias.