Existe una delgada línea entre desarrollar una de tus pasiones como carrera profesional o hacerlo como hobby. La diferencia radica en un solo elemento (lo que diferencia una profesión de una afición): el dinero. O lo que es lo mismo, si cobras o no por los servicios que ofreces o los productos que vendes. Cobrar es uno de las componentes más importantes (si no la más) de cualquier carrera como freelancer. Y como supongo que ya sabrás, debes hacer todo lo posible para facilitar el pago a tus potenciales clientes. De hecho, sería un gran error no considerar (y usar) diferentes métodos de pago para cobrar tus facturas. Pero, ¿cuál es la mejor opción? Cada método de pago tiene sus propias ventajas y desventajas. Te contamos algunas de ellas. Dinero contante y sonante directo a tu bolsillo. Da igual si son billetes o moneda, el efectivo es la forma de pago más clásica y popular, y probablemente sea la primera que uses en tu negocio.
Tienes el dinero de forma inmediata. No hay esperas. El cliente tiene o no tiene el dinero. No hay ni regateos ni excusas cuando cobras en efectivo. No hay comisiones adicionales. Casi todas las otras formas de pago soportan algún tipo de comisión. Si cobras en efectivo, no hay ningún intermediario que gestione el cobro y, por lo tanto, el 100% de lo acordado irá directo a tu caja. La mayoría de la gente no lleva mucho efectivo encima. Cada vez más, la gente usa tarjetas de crédito o de débito y no llevan muchos billetes encima. Si solo cobras en efectivo, puedes acabar perdiendo bastantes clientes. Deberás tener cuidado con las falsificaciones. Aunque no es algo que pase todos los días, deberás estar preparado por si acaba algún billete falso en tus manos. La contabilidad se complica. Si manejas grandes cantidades de efectivo, tendrás que ejercer un mayor control sobre tus números.
El dinero en metálico es más difícil de controlar y no te querrás ver sin un céntimo cuando llegue el día de pagar los impuestos. Y al menos que seas de esos que guardan todos sus ingresos bajo el colchón, estarás todo el día yendo y viniendo del banco. En el año 2019 había 85,6 millones de tarjetas entre crédito y débito solo en España. La tarjeta bancaria es la forma de pago más común en el mundo hoy en día. Las tarjetas son la forma de pago más común. Es raro encontrarte con alguien que no tenga una tarjeta de crédito o, al menos, de débito. La aceptación de tarjetas impulsa las ventas. Las tarjetas bancarias son muy fáciles de usar, al menos desde la perspectiva del cliente. El ciclo «lo veo, lo quiero, lo compro» encaja perfectamente con la compra compulsiva a crédito. Las tarjetas bancarias pueden usar para hacer compras a través de PayPal. Si ya estás usando PayPal en tu negocio, como hacen la mayor parte de los freelancers online, entonces puedes aceptar pagos con tarjetas de crédito/débito, sin necesidad de que tu usuario tenga (o quiera) una cuenta PayPal.
Cumplir con varias leyes y normas de seguridad. Antes de aceptar tarjetas, debes cumplir con un buen número de normativas de seguridad y protección de datos para asegurar los datos de tus clientes y evitar fraudes fiscales. En 2019, por ejemplo, se introdujeron nuevos requisitos para la autenticación de pagos por Internet en Europa como parte de la segunda directiva sobre servicios de pago (PSD2): la regulación SCA (autenticación reforzada de clientes) y la normativa 3-D Secure. Comisiones de intermediación. Evidentemente, tendrás que contratar los servicios de alguna pasarela de pagos para poder procesar tarjetas de crédito y débito, y esos servicios tienen un coste en función de las cantidades que ingreses. Esta forma de pago realmente está compuesta por diferentes variantes. En este artículo, nos referiremos únicamente a los pagos que puedes emitir o recibir a través de tu teléfono móvil, sea mediante SMS, código QR, NFC, o cualquier otro sistema, tipo Bizum.