Del Spin Doctor al Spin Prompter

En comunicación política, todo el mundo tiene en mente la figura del spin doctor. Se ha escrito mucho sobre esta figura, es más, normalmente la compol está supeditada a las instrucciones de expertos que configuran percepciones con un objetivo muy definido, ganar elecciones. Expertos en relaciones públicas y comunicación política cuyo trabajo es manejar la imagen pública de un político, un partido político, una empresa, una organización o cualquier entidad en los medios de comunicación. El trabajo de estas figuras clave en comunicación política es ayudar a moldear y presentar la información de manera que sea favorable a su cliente, utilizando técnicas de persuasión de la opinión pública. Esto puede implicar un cambio de la narrativa de una historia, minimizar o disminuir noticias negativas o promover mensajes positivos y atractivos para la audiencia. Los spin doctors suelen trabajar en estrecha colaboración con los políticos y otros líderes de opinión para ayudarles a articular su mensaje y comunicarse con su público de manera efectiva.

A menudo emplean encuestas de opinión y otros métodos de investigación para ayudar a sus clientes a comprender mejor lo que el público piensa y cómo pueden ser percibidos. A todos nos vienen a la mente nombres como del de Pedro Arriola o de Iván Redondo cuando se habla de spin doctors, nombres de aquellos que han aupado al poder a líderes de partidos tan dispares como el Partido Popular o el PSOE. Y todos nos podemos preguntar si hoy en día, con las herramientas de inteligencia artificial generativa que hay a nuestra disposición, seguirían teniendo la misma capacidad de influencia y de maniobra. Seguramente el que ha sabido aprovechar las oportunidades del mundo offline, sabría aprovechar las que ahora le ofrece el mundo digital. Poco a poco vamos a ver como los equipos de campaña, los asesores políticos, los spin doctors van a tener en su caja de herramientas, como si de una llave maestra se tratara, a una inteligencia artificial generativa que les ayude a hacer de todo.

A estas alturas todos hemos oído hablar de ChatGPT como una herramienta de inteligencia artificial que hace maravillas. También han saltado todo tipo de alarmas respecto de su uso en ámbitos como el educativo. Pero la tónica general, que más o menos tiene en mente todo el mundo, es que ha llegado un nuevo tipo de herramientas que pueden crear y generar textos basándose en una mera descripción. ChatGPT, como muchas otras IA generativas, es capaz de generar contenidos nuevos y originales gracias a procesos estocásticos. La cantidad de tareas que le podríamos asignar a esta herramienta dependería de nuestra imaginación, pero si hablamos de comunicación política le podríamos pedir que nos escriba un discurso electoral; que nos resuma un texto legislativo para poderlo explicar en un lenguaje más accesible; que nos escriba un artículo (este no, ¡eh!); le podemos pedir que nos ayude en una campaña de activismo escribiendo mensajes en redes a un organismo, p­artido o candidato; que haga alegaciones y comentarios a propuestas de ley con un determinado propósito; que ayude a explicar un programa electoral; que sirva de canal para interactuar con el electorado; que nos ayude a tomar decisiones más informadas o incluso que pudiera ejercer de portavoz de un gobierno.

Pero a pesar de todo lo que podemos hacer con este tipo de herramientas, debemos proceder con cautela. Al generar sus respuestas basándose en procesos estadísticos puede llegar a hacer afirmaciones que no son correctas. Por lo tanto, si se usa, se ha de saber de qué se está hablando para poder corregirlo. Otro riesgo implícito es que puede tener sesgo en lo que escribe, ya sea porque el aprendizaje que ha hecho haya sido con contenidos sesgados, o porque las peticiones que se realicen tengan un sesgo implícito. Según muchas pruebas que se han ejecutado con ChatGPT, se puede afirmar que tiene una ideología de izquierdas y liberal, aunque han conseguido incluso que represente a ideologías extremas tanto a la derecha como a la izquierda, precisamente pidiéndole que ‘represente’ un papel. Este es uno de los hacks (trucos) con los que los usuarios están intentando romper los límites impuestos a estas herramientas.

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