Para estas obras siempre se han utilizado modelos de gran atractivo, descaro y sutil elegancia. Tienen un aire donde lo femenino congenia con lo vintage, con el burlesque y con esa belleza que muchas mujeres a día de hoy, siguen imitando. Tez delicada, labios de un rojo intenso, ojos bien delineados y casi felinos, escotes en forma de corazón, pantalones o faldas de talle alto, zapatos de tacón, ligueros… Y ante todo, la actitud, esa sensualidad exquisita que jamás cae en lo «X». Porque las Pin Up eran ante todo chicas de calendario, mujeres que fotografiar o dibujos que ilustrar para animar el día a día de los soldados en la Segunda Guerra Mundial, o ser parte de las revistas de moda o publicidad en los años posteriores. El fenómeno Pin-up no deja de estar ligado a una consideración de un ideal de belleza femenina El hecho no es nuevo por sí solo ya que desde la prehistoria podríamos decir que es donde empieza este simbolismo (el hombre prehistórico, obviamente, tenía algún grado de veneración por la figura femenina, a juzgar por las esculturas paleolíticas de mujeres bien dotadas).
Podríamos remontarnos a Friederich Paul Thumann (1834-1908) con sus «Sirenas» y su «Psyche» en Europa y luego con la «Gibson Girl» del dibujante estadounidense Charles Dana Gibson (1867-1944) como primer ideal de belleza femenina estadounidense moderna, a mediados de la primera Guerra Mundial, en los que empieza a establecer unos valores sociales muy marcados. El arte pin-up luego ganó un poco más de popularidad a través de artistas como Raphael Kirchner , quien distribuyó su trabajo a través de carteles, pero principalmente en postales firmadas a mano. El siguiente paso en Pin Up Art fue iniciado por Paul Chabas, un artista francés que, después de 3 años de trabajo, publicó la primera imagen reveladora “September Morn”. Esta imagen fue un escándalo en su momento, y sin embargo, o precisamente por eso, se distribuyó cientos de miles de veces en calendarios, postales o empaques. Le siguieron los dorados años veinte y la edad dorada de la ilustración.
La industria cinematográfica quería despegar y atrajo espectadores a sus cines a través de revistas. Se contrató a artistas como Enoch Bolles , Earle K. Bergey y George Quintana para anunciar las películas en las portadas con mujeres vestidas lo más livianamente posible. La era del ilustrador comenzó poco antes de la guerra y luego influyó en toda una generación de artistas. Artistas como Hy Hintermeister , John Montgomery Flagg y JC Leyendecker fueron los pioneros de las ilustraciones detalladas y, por así decirlo, formaron la base para los posteriores pin-ups. En este momento, a principios de los años 30, comenzó el avance de los dibujos pin-up clásicos. Revistas como Esquire (una importante predecesora de Playboy), Cosmopolitan, The Saturday Evening Post y otras fueron lo suficientemente valientes como para adornar sus portadas con chicas pin up. JC Leyendecker, nacido en Montabaur (Alemania) en 1874, fue probablemente el ilustrador más talentoso y conocido de su tiempo.
Su gran avance llegó con sus dibujos del anuncio «Arrow Shirt Man». Fue un icono durante principios del siglo XX, y se la considera además, la primera chica Pin-Up y todas las jóvenes de la época querían ser como ella, imitar su estilo y su personalidad, pues simbolizaba a una mujer independiente y con carácter. Era alta, con formas, una boca pequeña, usaba corsé, tenía éxito social pero siempre mantenía muy bien las distancias. No solo el estilo Gibson girl fue perfilando ya la presencia de un nuevo modelo de belleza, corrientes artísticas del Art Nouveau o el gran Alphone Mucha, traían ya a una nueva mujer que estaba consolidando interesantes referentes. De hecho, incluso libros como «El amante de Lady Chatterley» perfilaban a una mujer más sensual y donde la represión sexual perdía ya fuerza en el día a día. Con sus “Petty Girls”, George Petty se aseguró de que el Esquire se imprimiera cada vez más, ¡