La isla del Diablo (en francés Île du Diable) es la más pequeña de las tres islas de la Salvación (en francés Îles du Salut). Localizada a 11 km de la costa de Guayana Francesa, frente a la ciudad Kourou, tiene una extensión de 14 hectáreas (0,14 km²). Sus coordenadas geográficas son: 5°17′N 52°35′O / 5.283, -52.583. La isla fue utilizada como un asentamiento penal de Francia, y es recordado por la inhumanidad con la que eran maltratados los prisioneros. La isla es rocosa y la cubre una vegetación de selva tropical. Tiene una altitud promedio de 40 metros sobre el nivel del mar. Fue establecida en 1851 por Napoleón III para albergar todo tipo de prisioneros, desde asesinos a criminales políticos. A pesar de que los edificios administrativos se encontraban en Kourou en tierra firme, con el tiempo todo el complejo fue llamado «La isla del Diablo». Desde 1852 hasta 1938 llegaron más de 80 000 prisioneros, y debido a las terribles condiciones sanitarias de la isla, muchos de ellos no volvieron de allí. La única forma de escapar era por bote, y luego debía superarse una selva impenetrable, por lo que no se sabe cuántos convictos lograron fugarse. El centro penitenciario fue clausurado en 1946 y la mayoría de los prisioneros regresaron a Francia, aunque algunos decidieron quedarse en la Guayana Francesa. Henri Charrière, autor de las memorias bautizadas como Papillon. René Belbenoit, autor de la novela La guillotina seca (Dry Guillotine), cuya obra ha sido duramente censurada por el gobierno francés, porque vislumbra las atrocidades del sistema penal carcelario de dicho país en la región de Cayena en la Guayana francesa. Se publicó por primera vez en un idioma diferente al del manuscrito original.
Muchas empresas comenzaron el año con nuevos ataques, a tono con la política de Milei sobre las y los estatales. Dass (calzado), Euro y Las Heras (frigorífico), Bajo Hondo (molinos), Lipo (alimentación), Radio Victoria (metalúrgica), Ideal San Justo (transporte), en pocos días. Pero hubo respuestas a esos ataques, con asambleas, paros, piquetes e incluso una ocupación. El golpe a los espacios de la memoria se convierte en una pelea que va más allá de los puestos de trabajo. Hay que organizar la resistencia. En el portón de Dass, la fabricante de Adidas y Nike en Argentina, hay un cartel muy simbólico. “Nuevo año, nuevos desafíos”. Pero el mensaje “motivacional” empresario escondía una cachetada a los obreros y obreras del calzado, que el 2 de enero recibieron un telegrama de despido. Son 360 telegramas en total, porque la multinacional anunció su cierre. El método de los despidos sorpresivos, entre las fiestas, por whatsapp, telegrama o en el molinete de ingreso, lo repitieron varias empresas.
Otras prefirieron pagar sueldos por la mitad. Seguramente los patrones esperaban que los trabajadores agachen la cabeza y se queden en sus casas. Si total la CGT está durmiendo desde mayo, no se va a despertar justo ahora. Se equivocaron. En el frigorífico Euro (Gálvez) montaron piquetes en la puerta y tuvo que aparecer el sindicato y los funcionarios del gobernador Pullaro para dictar la conciliación con los trabajadores “adentro”. En General Las Heras las obreras y obreros de la carne se cansaron de que los “descansen” y se congregaron en las puertas. Llegó el sindicato de la carne. Hace un mes decidieron ocupar la empresa “para evitar el vaciamiento”. En la Pesquera Rawson (Chubut) montaron un acampe contra 11 despidos y los incumplimientos salariales de la empresa. En la electrónica Radio Victoria despidieron trabajadores en medio de las fiestas y la comisión interna tomó una medida de fuerza. Ya reincorporaron a dos pero hay conciliación.
Los choferes de las 10 líneas de Ideal San Justo amanecieron el lunes al lado de sus bondis, pero no se subieron. Retención de tareas hasta que depositen los salarios adeudados. “No queremos ser rehenes del debate subsidios vs tarifazos”. Las líneas que había cobrado se solidarizaron con las que no. Los obreros de Lipo se pusieron “superácidos” cuando vieron que les habían depositado el 50% del salario. No sale un caramelo más. Paro. En Harinas Bajo Hondo, cerca de Bahía Blanca, los despidos por goteo hartaron a los molineros. Paro de 96 horas, piquete y conciliación “con los trabajadores adentro”. Apareció la Unión Molinera. Ahí cerca también, en Coronel Suárez, los trabajadores de Dass se empezaron a juntar en los portones, llamaron al sindicato, fueron a la Municipalidad y tuvo que intervenir el ministerio de Trabajo bonaerense. Las y los jubilados estrenaron el miércoles las acciones callejeras contra el gobierno nacional. Este viernes los pilotos de Aerolíneas Argentinas comunicaron que se podría reabrir el conflicto si el gobierno no llama pronto a paritarias.