Los Coches Más Rápidos Del Mundo Y su Velocidad Máxima

La industria del automóvil lleva décadas demostrando una y otra vez que los límites que un superdeportivo es capaz de alcanzar en cuanto a velocidad se pueden superar, y eso que en muchas ocasiones los propietarios de este tipo de modelos no siempre tendrán a mano un lugar donde probar esa velocidad, no al menos si quieres evitar una buena multa por exceso de velocidad -una de las multas de tráfico más comunes-. Una competición entre marcas por ser el coche más rápido del mundo, en la que hace tiempo que hemos superado holgadamente la barrera de los 400 km/h y que actualmente ya se juega con superar los 500 km/h con una nueva hornada de hypercars que están ya prácticamente listos, algunos de los cuales ya tienen el honor de ocupar esta lista con los coches más rápidos del mundo. En esa nueva hornada están modelos como el Koenigsegg Jesko, el Hennssey Venom F5 o el ya poseedor de un récord SSC Tuatara, sin olvidarnos por supuesto de Bugatti y su completa gama de modelos, pero hay muchos otros coches que ocupan los puestos más altos del olimpo de la velocidad.

Modelos que se han formado su imagen y reputación buscando superar al resto en la velocidad máxima que son capaces de alcanzar. Y es que si bien una forma muy utilizada de vender la velocidad de un coche rápido, que además se puede disfrutar más habitualmente, es la aceleración en el 0 a 100 km/h, donde pequeños deportivos ligeros se juntan con los hypercar más potentes del mundo, es en la búsqueda de la velocidad máxima donde estamos viendo una batalla realmente encarnizada por ser el coche más rápido del mundo, especialmente en los últimos años con marcas que en algún momento llegaron a ostentar ese récord, pero que ahora buscan una revancha tras perderlo con máquinas aún más impresionantes, sofisticadas, potentes y aerodinámicas. ¿Qué necesita un coche para ser uno de los más rápidos del mundo? Y es que este olimpo de la velocidad no es un campo para los deportivos más asequibles. Divertidos, sí, pero a velocidades más o menos terrenales.

Es un espacio reservado para unos pocos modelos con lo último en ingeniería y un altísimo precio que llevan años demostrando que se siempre se puede llegar aún más lejos y que los coloca también entre los coches más caros y lujosos del mundo. Y es que para crear un coche capaz de alcanzar más de 400 km/h no sólo hay que desarrollar una alta potencia, también unos neumáticos especiales capaces de soportar de forma segura tales velocidades, así como unos buenos frenos para detenerlo, y por supuesto un apartado aerodinámico de primer nivel para reducir la resistencia al aire, en los casos más ambiciosos incluso creando morros bajos y afilados, deshaciéndose de alerones traseros y alargando colas para que el aire sea tu aliado y no tu enemigo. Hoy en día llegar a los 400 km/h es una cifra asumible para prácticamente cualquier hypercar de producción de nueva hornada, incluso modelos eléctricos que poco a poco están reclamando los puestos más altos de esta lista.

Sin embargo fue a mediados de los 2000 cuando el Bugatti Veyron fue el primero en hacerlo, después de que Volkswagen diera luz verde a principios de milenio a un loco proyecto de un coche con más de 1.000 CV y un motor de 16 cilindros en W con cuatro turbos. Pero antes ya en los 90 y principios de los 2000 ya hubo una lucha encarnizada por ser el coche más rápido del mundo con modelos como el McLaren F1, el Bugatti EB110, el Koenigsegg CCR o el Saleen S7 Twin Turbo, y si nos remontamos aún más atrás podemos hablar de leyendas como el Mercedes 300 SL, primer coche en superar los 250 km/h, o el Ferrari 280 GTO, el primero en superar los 300 km/h. El resto es historia, y en los últimos años Bugatti ha tenido que medirse a marcas como Koenigsegg, Hennessey o SSC North America por ser la reina absoluta de la velocidad. De hecho todas ellas tienen nuevos modelos ya listos que prometen acercarse o superar esa cifra de los 500 km/h.

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