Existen distintas apuestas en una máquina. También se puede jugar a sencillo, doble, triple, quíntuple. Cuanto más alta sea la apuesta, los premios también aumentan. Existen también tragamonedas progresivas. Las tragamonedas progresivas ofrecen un gran potencial de ganar interesantes botes. Cada vez que alguien juega un juego de tragamonedas progresiva, se agrega cada vez más dinero al bote y por eso se lo llama “progresivo”. Actualmente se están imponiendo las máquinas digitales, que sustituyen a los tradicionales rodillos. Hay también máquinas mixtas, en las que se combinan rodillos en el juego inferior y un sistema digital en el superior. El vocablo «tragaperras», es una palabra compuesta derivada de las monedas o «perras» que se introducen o que se «traga» la máquina. «Perras» es la forma coloquial de denominar a algunas monedas antiguas españolas, cuyo valor podía ser de 5 céntimos de peseta, apodada «perra chica», o de 10 céntimos de peseta, siendo entonces «perra gorda».
En inglés, el término slot hace referencia a las ranuras utilizadas en las máquinas para introducir las monedas. Existen distintos tipos de máquinas recreativas. En España las especificaciones y características de funcionamiento e instalación de las recreativas o tragamonedas vienen fijadas por el Reglamento de máquinas recreativas y de azar, publicado en el BOE. A la vez las comunidades autónomas poseen prerrogativas específicas que afectan también a la legislación de las máquinas recreativas y de azar. En lo que se refiere a los criterios generales, recogidos en el citado Reglamento, se distinguen tres tipos distintos de máquinas. “todas aquellas de mero pasatiempo o recreo que se limitan a conceder al usuario un tiempo de uso o de juego a cambio del precio de la partida, sin que puedan conceder ningún tipo de premio en metálico, en especie o en forma de puntos canjeables por objetos o dinero”. Es decir, que su uso es sólo recreativo.
También se incluyen en este tipo de máquinas aquellas que ofrezcan como aliciente añadido la posibilidad de que, por habilidad del jugador, se le concede un tiempo extra de juego. Pero en ningún caso se contempla la posibilidad de obtener un premio en metálico o canjeable por dinero. El único interés de este tipo de recreativas es, pues, el tiempo de juego. Son como ejemplo del tipo A las recreativas de dardos, futbolín, billar y similares. Aparte del tiempo de juego con un elemento de interés: ofrecen al jugador la posibilidad de ganar un premio en metálico (ya se llame jackpot o reciba otro nombre) o canjeable en dinero. O como las define el BOE, las máquinas de premio programado son «aquellas que, a cambio del precio de la partida, conceden al usuario un tiempo de uso o de juego y, eventualmente de acuerdo con el programa de juego, un premio en metálico». Además el Ministerio del Interior puede incluir como máquinas tipo B aquellas que considere oportunas entre las distintas máquinas que incluyan elementos de juego, de apuesta, de envite o de azar.
Por tanto y volviendo a la definición principal, las máquinas tipo B son aquellas que además de dar juego ofrecen una compensación económica programada. Dependiendo del tiempo de juego o del orden de jugadas, el jugador obtiene un premio. Es el tipo de máquinas más extendido en bares, cafeterías, locales de restauración y hostelería. A este efecto es muy interesante ver la variedad de modelos de máquinas recreativas de tipo B, que pueden ser analógicas o digitales, a menudo combinando los dos sistemas (rodillos y pantallas de aventura gráfica) en la actualidad. El éxito de cada uno de estos modelos, con sus juegos específicos, es variable a nivel regional y también individual y de su popularidad depende que el negocio que la tenga instalada le pueda sacar rentabilidad. Las máquinas de Azar, a diferencia con las de premio programado, radica básicamente en que el azar no se puede programar. Como las máquinas B, el precio de la partida incluye un tiempo de juego y la posibilidad de hacerse con un premio en metálico o canjeable por dinero.