Casillero Del Diablo Y el Origen Del Vino Del Infierno

Te ofrecemos los servicios que buscas para cubrir tus necesidades. Escucha nuestras novedades antes que nadie suscribiéndote a nuestra Newsletter. ¡Hola brander! ¿Sabes qué tienen en común el diablo, una leyenda y Manchester United? Pues pasa hasta el fondo porque te voy a contar la historia de la marca Casillero del Diablo y el origen del vino del infierno. Comienza en Chile, a finales del siglo XIX, de la mano de un visionario llamado Melchor Concha y Toro. Melchor nació un caluroso 27 de diciembre de 1833 en Santiago de Chile. Este tipo no era solo un empresario, también fue un destacado político y abogado. Primero estudió en el Instituto Nacional y después se tituló como abogado en 1857 en la Universidad de Chile. Tras cursar sus estudios decide irse a París. Allí quedó embriagado por la ciudad, por sus aromas y sobre todo por el sabor de sus vinos. Así que podríamos decir que “se empapó” bien en el mundo de la viticultura y la enología.

De vuelta en Chile, se metió en la política, siendo diputado varias veces entre 1861 y 1882. Y como te puedes imaginar, Melchor Concha y Toro estaba muy bien relacionado. Eran años en los que la Masonería gozaba de un estado reputacional excelente, y aunque muchas de sus amistades y socios sí está contrastado que fueron francmasones, no te puedo confirmar que él lo fuera… A su regreso de Francia, en 1883, Melchor decidió que iba a plantar viñedos; y se puso a sembrar las primeras cepas de vino en un viñedo ubicado en la región de Pirque, que bautizó como ”Concha y Toro”… Este sería el punto de partida para una de las marcas de vino más reconocidas a nivel mundial. Para empezar importó cepas de uva francesa -como no-, lo que marcó un hito en la calidad del vino chileno. El vino de Melchor pronto ganó reconocimiento y prestigio a nivel nacional e internacional.

A principios del siglo XX, ya estaba conquistando mercados en Europa y Estados Unidos. Y en este sentido tengo que decirte que la calidad y la historia detrás de su vino más famoso jugaron un papel crucial en su éxito. Cuenta la leyenda que Melchor Concha y Toro, escondió una preciada colección de vinos en su bodega privada, que estaba protegida detrás de una reja de hierro forjado. Sin embargo, con el tiempo comenzó a notar que las botellas desaparecían extrañamente. Parecía que ese lugar secreto ya no era tan secreto, y que la gente del pueblo, al haber oído hablar de sus exquisitos vinos, no podía resistir la tentación de probarlos por sí mismos. Al necesitar una nueva forma de proteger su tesoro, Melchor recurrió al folklore chileno. Sabiendo lo supersticiosa que era la gente del pueblo y cuánto temían a los fenómenos de otro mundo, difundió el rumor de que existían extraños eventos nocturnos que solo podían explicarse de una forma: el diablo habitaba en sus bodegas.

Impulsado por la imaginación de los lugareños, cada sonido en la bodega, cada eco, sombra y forma, dio más valor a la historia. Rápidamente, el rumor se convirtió en una leyenda… De aquella forma tan curiosa y tenebrosa dio a luz una de las marcas más famosas de Chile y uno de los vinos más emblemáticos del mundo… Los que nos dedicamos a crear y gestionar marcas valoramos muchísimo el storytelling en las empresas porque es crucial para transformar productos y servicios en experiencias memorables, y esto conecta emocionalmente con los consumidores y, sobre todo, genera una lealtad duradera. Y claro, con este historiote, estaba cantado que la identidad visual, la narrativa, e incluso la identidad sonora de los vinos “Casillero del Diablo” iban a girar entorno a Lucifer. Entonces, si te digo que esta marca suele ir acompañada por un símbolo que representa la imagen estilizada del mismísimo diablo, pues no te sorprende. Destaca el color rojo sobre fondos negros y la tipografía gótica en el logotipo que refuerza la imagen misteriosa y atractiva de la marca.

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