El peculiar, peligroso y complejo mundo de las apuestas. Sabemos que Twitch ha decidido ponerle coto a este tipo de contenidos en la plataforma de streaming, pero no podemos negar que existe. El jugártelo todo en la ruleta es el pan de cada día de mucha gente y hasta en GTA Online podemos quedarnos sin blanca. He madurado un plan desde que mi travesía por Los Santos inició de nuevo en PS5. He conseguido acumular una buena cantidad de fichas para lanzarme a por un objetivo sencillo, pero ambicioso: salir por la puerta grande con un millón de dólares en la cuenta bancaria. Estamos hablando de The Diamond Casino & Resort, un lugar en el que si no cumples con ciertas normas de etiqueta te comienzan a mirar por encima del hombro. Hay que aparentar, como siempre en esta vida, así que toca ir de compras a lo más selecto que tenga la ciudad. Acudo al Ponsonbys más cercano a mi apartamento y no necesito que ningún estilista me asesore.
Me basto yo solo para saber que el esmoquin de cena es la mejor opción para esta ocasión, tal cual James Bond tomando un vodka martini agitado, no mezclado. Estoy hecho un pincel probándolo, pero antes de ir para allá decido ducharme por primera vez desde que camino por GTA Online. Una vez al año no hace daño y no me echo medio bote de colonia por encima porque no me deja el juego. Zapatos brillando, americana ajustada, barba recortada y deslumbro más que el idiota que va en sentido contrario con las luces largas en la autopista. De mi selecta gama de coches de lujo, todos ganados con el sudor de mi frente al tirar de la ruleta, escojo el Entity XF. Creo que encaja con el estilo de vehículos que se lucen en estas situaciones, deportivos absurdamente bajos y que solo un jugador de fútbol con el dinero como castigo se compraría.
Siempre cumpliendo las normas de circulación, acabo llegando a The Diamond Casino & Resort, la cuna del despropósito en esta ciudad. 50 dólares bien gastados en que el aparcacoches me lo deje en una plaza de privilegio en el garaje. Ojalá poder dejarle una propina en el bolsillo de la camisa mientras le suelto el comentario rancio de «cómprale algo bonito a tu mujer». 177.200 fichas acumuladas desde abril. Ese es el montante total que llevo en el bolsillo y que he conseguido a lo largo de los meses. Únicamente he entrado en el casino para tirar la ruleta y beneficiarme de mis 1.000 fichas gratuitas diarias, las cuales poseen el mismo valor en dólares. No he tocado absolutamente ninguna máquina, reservando mi suerte para este momento. En primer lugar, echo un vistazo a las tragaperras. Diría que hay hasta demasiadas y con temáticas absurdas: Evacuator, Rangers del Espacio Republicanos, Furia Impotente…
Nombres llamativos, muchos colorines y pocas ganas de pasar la noche aquí. Me decido por Ángel y el caballero, el cual posee una tasa de devolución del 98,7% y tiene referencias a Vice City. Es decir, estamos hablando de una generosidad bastante alta por parte de la dirección del casino. Cuanto más se aproxime la cifra al 100%, más posibilidades de ganar tiene el jugador. ¿Será mi principal gallina de los huevos de oro? Lo cierto es que no. Sí, hay que conseguir que las figuras se coloquen en la línea central y los premios dependen de ello, pero es absurdamente aletorio. Pago por probabilidades y no hay ninguna implicación por mi parte, más allá de tirar de la palanca. Un engañabobos del que salgo con 1.000 fichas más y que no me extraña que pueble todas las zonas del casino. Es dinero fácil para la banca a la larga.