DIA NACIONAL DEL TEQUILA — el Castillo De Tequila

El tequila es considerado la bebida representativa de México, y qué mejor que tener cuando celebrarlo. El día nacional del tequila es el tercer sábado de marzo de cada año, fecha establecida hace cinco años por la Cámara Nacional de la Industria Tequilera. Esta conmemoración es para seguir promoviendo la protección y el consumo de productos nacionales en mercados internacionales. Que mejor manera de celebrar está fecha con una edición especial por los 200 años de Jalisco libre y soberano. El Castillo de Tequila celebra en el palacio de gobierno de Jalisco el Día Nacional del Tequila. Esta celebración llevada a cabo por Gildardo Partida Maestro Tequilero en conjunto con autoridades federales y estatales, donde Gildardo entrego a Enrique Ibarra Pedroza esta botella conmemorativa. Esta bebida se ha vuelto muy popular alrededor del mundo, vista en diferentes presentaciones, marcas e incluso bebidas preparadas, una de ellas siendo la más popular; la margarita, sin embargo, sabemos que no es la única manera de tomarla, puede ser solo o con otras bebidas.

También siempre teniendo en cuenta que este es un consumo que se tiene que hacer de manera responsable. El tequila es un licor destilado que se originó en el estado Jalisco. La planta de agave azul, que crece en algunas zonas de otros estados de México, así como en las tierras altas de Jalisco, se utiliza para elaborarlo mediante fermentación y destilación. Expertos conocidos como «maestros tequileros» realizan el proceso preciso de elaboración del tequila. Hay varias leyendas de cómo surge el tequila, una de ella es que Mayahuel era la diosa de la fertilidad y la encargada de dar a los hombres lo que necesitaban para sobrevivir. Los méxicas creían que Mayahuel había tenido 400 conejos, que eran los hijos de la embriaguez y por ello tenía 400 pechos. Un día de tormenta Mayahuel habría enviado un rayo sobre un campo de agaves de forma que se coció el interior de las plantas y los almidones, dando lugar al surgimiento del licor. Es una buena fecha para honrar la cultura, tradición, historia y elaboración del tequila. Y para que los amantes del tequila celebren con la bebida más popular de todo el país.

Todo sobre las pin-ups. Desde antes de la Segunda Guerra Mundial, cuando alcanzaron un éxito inesperado, tuvieron usos y significados diferentes. Durante la Segunda Guerra Mundial, las ilustraciones de chicas pin-up -mujeres con poca ropa y actitud pícara- eran tan populares que hasta los bombarderos estadounidenses llevaban una en el frente del fuselaje. En trajes de baño o ropa militar, con camisas atadas a la cintura o polleras al viento, y hasta en ropa interior, estas imágenes sensuales y a la vez ingenuas adornaban también los talleres de autos y las tiendas de campaña. “Era una época en que las mujeres tenían más y mostraban menos”, apunta Dian Hanson, editora de la colección Sexy Arts de Taschen, en The Art of Pin-up, un libro que ella compiló y que acaba de lanzar la editorial con un recuento histórico y capítulos dedicados a los diez autores más destacados del género, entre ellos, Gil Elvgren, George Petty y el peruano Alberto Vargas.

Si bien el término pin-up -”fijar con tachuelas”- se acuñó en 1941, las primeras creaciones de este tipo aparecieron hacia 1886 en revistas francesas, de la mano de Jules Chéret -conocido como el padre del póster moderno-, y en 1895, en los Estados Unidos. Entonces, Charles Dana, un dibujante de la revista Life, creó a la Gibson Girl, una fémina desenvuelta que encarnaba el espíritu de la nueva mujer que estaba naciendo. Dana la delineó jugando al tenis o andando a caballo o en bici. Eran los años dorados de la ilustración. La bicicleta había sido la gran conquista femenina -una mujer ya no necesitaba de un hombre para ir de un lugar a otro- y la lucha por el sufragio femenino en los EE.UU. Los vestidos y corsets fueron reemplazados por ropa más cómoda y también más reveladora, que marcaba, por ejemplo, las piernas, antes ocultas bajo capas de tela. “Al intentar ganarse un lugar en un mundo de hombres, las mujeres los liberaron para que estos las miraran y las apreciaran de una forma más apasionante”, escribe Hanson.

Paradójicamente, las pin-ups, símbolos sexuales creados desde el punto de vista masculino -sin connotación pornógrafica: su sex-appeal es natural y su lencería suele quedar expuesta por accidente- son una representación del feminismo, al haber animado a las mujeres a liberarse de las normas impuestas. Actualmente, según académicas como Maria Elena Buszek, de la Universidad de Colorado, se las considera “una reivindicación de la sexualidad femenina”. La imagen de estas chicas -que aparecían en situaciones domésticas, aunque siempre con cierto descaro- se utilizó para reclutar soldados en la Primera Guerra Mundial, cuando el concepto de propaganda, para exaltar el patriotismo o atacar al enemigo, se había establecido. “Caramba. Ojalá fuera un hombre, me uniría a la Armada”, decía una pin-up vestida como marinera. “Sé un hombre y hazlo”, concluía. Posters por el estilo se clavaban en las paredes. A lo largo del tiempo, las pin-ups han tenido diferentes propósitos. En la Segunda Guerra levantaban la moral de las tropas. “Les recordaban a los hombres qué les esperaba en casa, las mujeres por las que ellos estaban luchando, y eso les estimulaba a luchar con más fuerza.

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